En mi último viaje conocí el país de Hans Christian Andersen a quien, desde que era muy pequeña, lo convertí en mi escritor favorito, porque con su magia, con sus cuentos, hizo posible que mi imaginación aprendiera a ¡volar! y gracias a él descubrí que Copenhague es un cuento.
Por esa razón estando en esta espectacular y pintoresca ciudad una de los lugares a los que quería ir fue a conocer la estatua de “La Sirenita” realizada en honor a uno de sus cuentos que lo escribió alrededor del año 1837.
Esta figura es tan importante para los daneses que se convirtió en uno de los símbolos de la ciudad de Copenhague.
Carl Jacobsen –fundador de Carlsberg, la fábrica de cerveza danesa- fue quien donó esta estatua de bronce que mide un poquito más de un metro de altura y pesa 175 kilos. Y lo hizo porque luego de ver el ballet en el Royal Danish Theatre quedó enamorado de este relato.
Verás en esta foto, del cartel indicativo que a su lado está, la explicación del porqué este Sr. Jacobsen decidió rendirle este homenaje.
«La Sirenita» es pequeña pero a la vez muy grande, tan grande que con el tiempo logró obtener fama mundial. Su escultor fue Edvard Eriksen la esculpió en el año 1913. Ya tiene más de 100 años y siempre estuvo en el mismo lugar.
«La Sirenita» fue colocada en el Parque Langelinie, en la Bahía del Puerto de Copenhague que desemboca en el Mar Báltico, allí está descansando sobre unas rocas que siempre están tocadas por el agua.
Y por fin llegó el día. A la mañana muy temprano, partimos con el tour a conocerla.
Nos paramos frente a ella. El sol nos daba de frente y se hacía muy difícil poder tomarle una foto. Alfredo se divertía conmigo por mi desesperación al querer enfocarla …
«La Sirenita» estaba impávida frente a todos nosotros, todos nos desesperábamos para poder sacar el mejor registro fotográfico de ella pero ni siquiera nos regalaba una sonrisa.
Me la imaginaba más grande, mucho más imponente. Pero así pequeña y frágil como es, me encantó.
Intenté muchas tomas, pero cuando las chequeaba sentía que ninguna la beneficiaba, ninguna le hacía honor a su linaje. Algunas de mis fotos quedaron bien, otras ni modo.
Y Copenhague esta lindísima ciudad, nos siguió hablando a través del canto de las sirenas. Porque en nuestro recorrido descubrimos otra estatua muy especial. Pero esta vez para poder verla tuvimos que mirar debajo del agua.
Mientras caminábamos con destino al canal de Nyhavn, porque queríamos encontrar la casa en dónde había vivido el escritor Hans Christian Andersen (calle 9 número 18) nos llamó la atención algo que observamos ni bien cruzamos el puente Højbro, más exactamente en el Slotsholmens Kanal (cerca de Plads Højbro / Christiansborg Slot).
Parados en el puente vemos que casi por debajo de él, en uno de sus costados, hay una escultura que está bajo el agua, sumergida por completo en el canal. A primera vista parece que a alguien se le ha caído una estructura, que quedó allí sin ser rescatada. Pero cuando te acercás descubrís algo especial.
A esta escultura hay que buscarla, no está a la vista de todo el mundo.
La obra la realizó la artista Suste Bonnen y para hacerla se basó, como no podía ser de otra manera, en un poema dramático de Hans Christian Andersen titulado: “Agnes y el Tritón”. Este poema realmente dramático es muy triste… Cuenta la historia que Agnes se enamora perdidamente de un Tritón. Tritón (hombre-pez, casi sirena en versión masculina) también se enamora de ella y le propone formar una familia, empezar una vida junto a él viviendo debajo del agua, en el océano. A partir de allí el hogar de ambos estaba en el mar. Transcurre el tiempo y tuvieron 7 hijos.
Un día Agnes le dice a Tritón que quería salir por un rato a la superficie, pisar la tierra, porque necesitaba concurrir a la Iglesia y que, luego de terminada la misa, regresaría prontamente con ellos a su hogar en el mar. Pero, al volver a la tierra Agnes se da cuenta que extrañaba esa vida terrenal … y nunca más regresó.
La obra lleva el nombre de “Tritón y sus siete hijos” aunque también se conoce a este grupo escultórico submarino con el nombre de Agnete y el Merman. Su origen data del año 1992.
Lo gracioso y llamativo es que si no sabés de su existencia, te garantizo que ¡no la verás! o si la ves… no sabrías que es.
Cuando la conocimos notamos que estaba cubierta con algunas algas, el municipio debería cuidarlas un poco más pero, a pesar de esto, sigue manteniendo su belleza y su magnetismo.
Y sin quererlo mientras la veía me uní a la suplica de Tritón y de sus hijos pidiendo que Agnes regrese al mar.
Copenhague y sus cuentos… Esta ciudad me regalaba a cada instante el recuerdo de alguno de los cuentos que había leído en mi niñez. Tal vez el espíritu de Andersen me acompañó durante toda mi estadía por allí.
Cuando estuve en el Palacio Amalienborg ví a los soldados allí parados haciendo su clásica guardia… y comprendí que estaba viendo la imagen exacta de mi «Soldadito», aquel que imaginé en mi niñez mientras leía «El Soldadito de Plomo», ¿vos lo leíste alguna vez? Si no lo hiciste… te dejo el enlace, hacé un click aquí.
Evidentemente la ciudad de Copenhague es una ciudad en donde todo puede pasar y sino fíjate porque hasta los relojes cambian ….
Pienso que esta interesante ciudad aún conserva su «MAGIA» y confirmo que a mi ¡¡me encanta!!! porque Copenhague es un cuento.
Te invito a ver algo que también te llamará la atención de la ciudad, porque encontrarás algo único y especial «La Torre Redonda en Copenhague».
Paco Martínez
Qué vergüenza! Creo que me acabo de enterar que la sirenita de Copenhague es la sirenita de Hans Christian Andersen… O si lo he sabido, lo he olvidado… Ahora mismo estoy liado! Eso sí, qué poco trabajo, qué poco me cuesta reconocer mis desconocimientos, mis carencias. No tengo ningún pudor para ello. Perdón por el esturreo. Me ha parecido muy agradable y simpático o nostálgico, (no sé cómo expresarlo), que dediques un post, a Copenhague, basándote en tres cuentos. Y me ha gustado mucho el detalle de los enlaces a los mismos, así queda redondo el post. Te prometo que los leeré, «La sirenita» y «El soldadito de plomo», ahora sé que están aquí guardaicos. Aportes al diccionario porteño: «ni bien», «ni modo»… Un beso!
Lilián Viajera
Paco, pues que no te dé vergüenza nada…
Me encanta que lo hayas descubierto a través de mi Relato Viajero.
Disfruta siempre de la magia de los cuentos!
Saludos Viajeros.
Silvio Kazimierski
Creo que tenemos muchas cosas viajeras en común…….sin duda
Lilián Viajera
Si amigos!! me parece que sí, hay muchas cosas en común, además de la edad!! ja ja!!!
Que alegría saber que les gustó este mini Relato Viajero que hemos hecho con mucho cariño.
Gracias por dejarnos su mensaje. Siempre apreciamos tener este ida y vuelta!!!
Un abrazo viajero para ustedes.
Lilián Viajera & Cía